El pasado viernes Ramón Rodríguez y su banda se subieron al escenario de la Sala Apolo de Barcelona para deleitar, como de costumbre, a las 900 personas que estabamos allí. Un viaje vertical de más de 2 horas vestido de cambio de ciclo o de celebración sin una razón demasiado justificada. Un paseo de 33 historias que te sube a una nave que viaja en el tiempo desde A propósito de Garfunkel a el Yeti. Desde ¡Hoy Estreno! a Reina del Amazonas. Desde Te debo un baile a un Rugen las flores de McEnroe cantada a dos voces con el invitado de honor: Ricardo Lezón.
Un directo donde los protagonistas fueron sin duda unos temas disfrazados de recuerdo y una sensación algo parecida a recibir un premio de fidelización.
Gran parte de la culpa la tiene la banda que acompañó a Ramón: el celebrado Marc Clos a la percusión, Marc Prats a los teclados, Pablo Garrido a la guitarra, Miquel Sospedra al bajo y Salvador d’Horta a la batería. Además de Lluis Cots como técnico de sonido de confianza.
Un inicio contundente como declaración de intenciones: Una historia real, Oh, Rompehielos y Reina del Amazonas. A partir de ahí, deleite descomunal: un repaso de 33 cortes por toda su discografía. Risas enlatadas, Sucedáneos, Quimera y ¡Retirada! fueron alguno de esos temas.
Uno de los regalos de la noche fue la aparición, ya anticipada, de Ricardo Lezón (Viento Smith / McEnroe) en el escenario. Fueron 3 temas los que tocaron juntos: Agosto del 94, Rugen las Flores y Campos magnéticos. Por un momento silencio absoluto entre todo el público. Algo tan difícil de contar como efectivo: Ricardo y Ramón están trabajando en un disco conjunto a 4 manos y ese momento me pareció una enmascarada estratégia de Marketing brillante. Juntar a estos dos referentes sólo podía salir bien. McRaemon va a dar que hablar.
Para acabar: un Tú, Garfunkel a toda voz. Antes, y como guiño, avisó que iba a tocar su tema más famoso: Te debo un baile de Nueva Vulcano.
La gloriosa celebración de que las épocas del hielo quedan ya atrás.
Más The New Raemon que nunca.
Texto y fotografías: Elisa Sanjuan | @indie_polis